Visitas durante los

jueves, 31 de mayo de 2012

De Madrid a Menorca en 12 horas 50 minutos.


El vuelo IB2446, que tenía prevista su salida de Madrid, el jueves 24 de mayo, a las 19 h 55 min, despegó realmente a la 21 h 09 min. “Retraso debido a: La asistencia necesaria en tierra requerida por el avión”. Llegada a Palma de Mallorca a las 22 h 19 min, desde donde había partido, a las 21 h 51 min, el vuelo IB8496, que hubiera debido llevarnos a Menorca. Taxi a Palma Ciudad, cena fría, noche de hotel, desayuno y de nuevo taxi al aeropuerto, todo a cargo de Iberia, para despegar, la mañana del viernes 25, en el vuelo IB8480 a las 08 h 10min, con destino Menorca, donde llegamos a las 08 h 45 min.
671,5 kilómetros, que separan en línea recta Madrid de Mahón, recorridos a una velocidad de 55,9 km/h. De vértigo.

La conectividad de nuestra isla con la península no conoce solución, a pesar del optimismo liberal de nuestra senadora Doña Juana Francis Pons, que deja la solución a la voluntad de las líneas aéreas y a la rentabilidad que puedan obtener.
A pesar de haber logrado aumentar la bonificación por residencia al 50% y la declaración de servicio público obligatorio entre islas –logros del PSOE y PP respectivamente-, la franja horaria de vuelos es inadecuada y la frecuencia  escasa. Es relativamente fácil viajar en verano, pero difícil realizar en invierno un viaje a Madrid o Barcelona sin tener que pernoctar en la Península. Tenemos, desde Menorca, la sensación de que la distancia a la península es mayor de la que realmente marcan las cartas de navegación.

En mis visitas a la capital del Reino cumplo religiosamente con un ritual: Camino hasta Sol para pararme sobre el kilómetro cero tratando de sentir en ese centro geográfico las distintas energías procedentes de todo el país, singular suma de pueblos y culturas, muestra de mestizaje y biodiversidad. Inspiro e intento hacer míos todos los aires que llegan  desde Finisterre a la Punta de s'Esperó, desde el Bidasoa hasta la isla del Hierro. Después una vuelta alrededor del monumento al mejor Alcalde de Madrid, donde en su pétreo pedestal se puede leer: “Conquistó Menorca”.

En estas fechas de fervor gibraltareño, de rememoración del tratado de Utrecht, del que nos liberó Carlos III, tengo un frecuente sueño: Despierto en una Menorca inglesa, bajo la bandera de la Unión Jack, manejando Libras, tomando té y  quizás disfrutando de buenos horarios y frecuencias para volar a la metrópoli, Londres. ¿Es una pesadilla o acaso  se trata de nuestro mejor sueño?

viernes, 18 de mayo de 2012

Primaveras


Primaveras siempre abundantes y satisfactorias. Las de la sangre alterada. Las de las respuestas ciudadanas. Me sumerjo en la memoria y son cantidad las efemérides primaverales. Acontecimientos de todos los colores y en todos los sentidos, pero todos con germen de cambio.

Primavera de 2012: Sol, el del quilómetro cero, el vórtice de la indignación y de la esperanza. Suelo asfáltico sobre el que, contra todo prejuicio de parábola evangélica, vemos germinar la semilla, que un año atrás se sembró.

Desde el PP deslegitimación y ausencia de empatía hacia el adversario. Insulto y demonización, necesarios para construir un enemigo antes que permitir la autocrítica -polarización grupal y lealtad absoluta hacia el propio grupo-. Desprecio del debate, de la puesta en común. El déspota, que abusa de su poder, no necesita ni el pacto ni la cortesía.

El PSOE parece transmitir, ante la primavera de los indignados, indiferencia. Se le percibe, en el medio luto, quizás encorsetado por el reajuste de la organización, dudoso ante formas de decisión asamblearia, no delegada. Aparece como como si caminara de puntillas sobre el fenómeno de la democracia real ya.

La indiferencia no es real. Existen en el PSOE sensibilidad y perspectiva suficientes para alinearse con los movimientos y plataformas que surgen o puedan surgir. Tiene capacidad de camaradería, de relación cordial, y en el futuro ser capaz de liderar esta nueva ola. Es capaz de presentar unas muy claras actuaciones en su reciente Declaración Política del Consejo Territorial del PSOE, que recogen en esencia las propuestas de los indignados.

En esta situación cambiante, angustiosa y expectante de nuevos escenarios, con la que está cayendo, los ciudadanos, conscientes de no ser los despilfarradores, necesitamos saber hacia dónde nos dirigimos, saber para qué y para quién crecemos. Queremos que nuestras vidas tengan un sentido y nuestra historia una finalidad. Una historia hecha por todos y no impuesta por algunos. Sueña la ciudadanía en una participación política que permita la reflexión sobre los fines de la sociedad y sobre los medios necesarios para lograrlos.

Es posible dejar de ser dirigidos. Es posible hacerlo juntos y de manera responsable. ¡Es posible cambiar la vida!