Apreciado Pedro:
Reconozco tu coraje al asumir esa Secretaría General, lugar que muy pocos envidian. Ánimo.
En tu discurso mencionaste la preocupación de nuestro partido por recuperar un electorado en fuga. Enumeraste los principales signos y síntomas de la crisis que se cierne sobre nuestra vidas y enunciaste posibles soluciones.
No denunciaste el incumplimiento por parte del Partido Popular del pacto constitucional que nos permitió recuperar derechos y libertades y sentar las bases de eso que llamamos estado de bienestar, ayuda mutua de Kropotkin, homeostasis social de Damasio, y que el Gobierno ha desmantelado, dejando tras de si una verdadera tierra quemada.
El PSOE, quijote, ante tamaña barbarie, entendida como ignorancia grosera de las reglas, que ha convertido a los ciudadanos en vasallos, los derechos en actos benéficos, aplaude con ellos-algunos no lo hicimos- una institución, la Corona, fuera del control democrático y de la soberanía popular, y acata, sin apenas rechistar, la negativa a escuchar, en referéndum consultivo, a una parte de los ciudadanos.
Sigues sin contestar a la pregunta del periodista Agustín Baeza en su artículo Carta abierta a los candidatables del PSOE, de 27 Enero 2014, en nuevatribuna.es: "¿Vas a llevar al Parlamento en los primeros días de Gobierno la modificación del disparate que se hizo en 2011 reformando la Constitución en su art. 135 para fijar como principio constitucional la estabilidad presupuestaria y que el pago de la deuda y sus intereses sean prioritarios sobre otros gastos? Si contestas que No cometerías un engaño masivo al decir a la gente que vamos a dar marcha atrás a los recortes y a recuperar el mini-estado de bienestar que teníamos".
Ahora te toca lograr que ese mismo porcentaje que te ha aupado a la Secretaría General lo consigas entre los ciudadanos. No será fácil.
Debes, si, recorrer el país para estar en las plazas con los ojos y oídos bien abiertos, con la mano abierta, no con el amenazante puño, con un mensaje sencillo, que no simple, que nos permita recuperar a todos el sentimiento de ser sujetos de derechos políticos y que intervenimos, ejercitándolos, en el gobierno del país.
Espero que ese Domingo de Ramos del pasado 27 de Julio no acabe en el Gólgota. Funesta costumbre mediterránea, quizás universal, de crucificar a aquellos que aclamamos.
Sin olvidar que somos el partido de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Un cordial abrazo.