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viernes, 18 de mayo de 2012

Primaveras


Primaveras siempre abundantes y satisfactorias. Las de la sangre alterada. Las de las respuestas ciudadanas. Me sumerjo en la memoria y son cantidad las efemérides primaverales. Acontecimientos de todos los colores y en todos los sentidos, pero todos con germen de cambio.

Primavera de 2012: Sol, el del quilómetro cero, el vórtice de la indignación y de la esperanza. Suelo asfáltico sobre el que, contra todo prejuicio de parábola evangélica, vemos germinar la semilla, que un año atrás se sembró.

Desde el PP deslegitimación y ausencia de empatía hacia el adversario. Insulto y demonización, necesarios para construir un enemigo antes que permitir la autocrítica -polarización grupal y lealtad absoluta hacia el propio grupo-. Desprecio del debate, de la puesta en común. El déspota, que abusa de su poder, no necesita ni el pacto ni la cortesía.

El PSOE parece transmitir, ante la primavera de los indignados, indiferencia. Se le percibe, en el medio luto, quizás encorsetado por el reajuste de la organización, dudoso ante formas de decisión asamblearia, no delegada. Aparece como como si caminara de puntillas sobre el fenómeno de la democracia real ya.

La indiferencia no es real. Existen en el PSOE sensibilidad y perspectiva suficientes para alinearse con los movimientos y plataformas que surgen o puedan surgir. Tiene capacidad de camaradería, de relación cordial, y en el futuro ser capaz de liderar esta nueva ola. Es capaz de presentar unas muy claras actuaciones en su reciente Declaración Política del Consejo Territorial del PSOE, que recogen en esencia las propuestas de los indignados.

En esta situación cambiante, angustiosa y expectante de nuevos escenarios, con la que está cayendo, los ciudadanos, conscientes de no ser los despilfarradores, necesitamos saber hacia dónde nos dirigimos, saber para qué y para quién crecemos. Queremos que nuestras vidas tengan un sentido y nuestra historia una finalidad. Una historia hecha por todos y no impuesta por algunos. Sueña la ciudadanía en una participación política que permita la reflexión sobre los fines de la sociedad y sobre los medios necesarios para lograrlos.

Es posible dejar de ser dirigidos. Es posible hacerlo juntos y de manera responsable. ¡Es posible cambiar la vida!

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