“Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe mirar y escuchar dos veces antes de hablar”. Madame de Sévigné (1626-1696).
La capacidad legislativa y de control de los diputados es la que concede la aritmética parlamentaria: ninguna. Quedan las declaraciones a la prensa, con su breve recorrido, algo mayor que las opiniones expresadas en las redes sociales. Todo volátil y efímero.
Para poder dar voz a las quejas de los ciudadanos sólo queda el ejercicio de la capacidad legal, en el marco de un estado de derecho: Presentación de recursos de inconstitucionalidad contra los decretos-ley, denuncias ante los tribunales, con solicitud de medidas cautelares, que eviten los daños irreparables de su aplicación, y facilitar a los ciudadanos herramientas de queja y denuncia individual, con contenidos y solicitudes de interdicción parecidos a los recursos.
Desde la lealtad a los españoles, que no necesariamente al gobierno, entiendo que, a pesar de lo poco espectacular que pueda resultar, se deba seguir defendiendo aquello que pueda mejorar la situación económica del país, sin renunciar a la defensa de una sociedad libre, igualitaria y fraternal –las señas de identidad de la izquierda progresista-. Y codo a codo con los homólogos europeos, socialdemócratas, empeñar la voz en lograr que la Unión Económica y Monetaria aporte prosperidad y estabilidad a todos los ciudadanos de Europa, que garantice bienestar económico y social.
Mi discurso puede parecer ingenuo pero las voces que oigo y los comportamientos que veo entre los ciudadanos reclaman una respuesta clara y rápida.
Y recordando a Pablo Iglesias: El PSOE viene a buscar aquí (al Parlamento), a este cuerpo de carácter eminentemente burgués, lo que de utilidad pueda hallar, pero la totalidad de su ideal no está aquí. La totalidad ha de ser obtenida de otro modo.
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