(gmecmissing.wordpress.com The Baloch Hal Editorial: Chasing “Ghandi's grandchildren”)
Reflexión sobre la votación, que se celebrará el próximo miércoles 22 de octubre, de la Solicitud de autorización del Congreso de los Diputados para la participación de Unidades Militares Españolas en el marco de la coalición para la lucha contra el Estado Islámico de Iraq y de Levante.
La Resolución S/RES/2170(2014) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no contempla acciones militares. Tampoco las contienen las Conclusiones de la Conferencia de París, de 15 de setiembre de 2014. Sí aconsejan, ambos documentos: el uso de la diplomacia como herramienta para la solución del conflicto en Iraq/Siria. Sugieren la lucha contra el reclutamiento de voluntarios yihadistas en nuestros propios países, la persecución de la financiación y el bloqueo al acceso a las armas.
Me queda la duda razonable de si somos o hemos sido proveedores, directa o indirectamente, de armamento a estos países o a estos grupos terroristas.
Aunque el ministro de Defensa señor Morenés ha confirmado que se enviarían 300 militares, como parte de la aportación española a la coalición internacional liderada por los Estados Unidos, para una misión de entrenamiento del ejército ir aquí y que no intervendrían en operaciones de combate sobre el terreno, seguiríamos participando de una acción militar que tiene como objetivo, en palabras de Barak Obama, "degradar y destruir al Estado Islámico".
¿Qué es el Estado Islámico? ¿Los bombardeos sobre Iraq degradan y destruyen las ideas del Estado Islámico? ¿o realmente degradan (humillan, rebajan y envilecen) y destruyen (ocasionan grave daño) a seres humanos, a personas concretas? ¿En nombre de qué o quién disponemos de la vida de los demás? ¿Se distinguen nuestras razones de su fundamentalísmo? ¿O son oscuramente interesadas como lo fueron las que propiciaron la invasión de Iraq y la caída y ejecución de Sadam Hussein? ¿Acaso podemos imponer la libertad y la democracia por la fuerza?
"La violencia es el último recurso del incompetente", (Salvor Hardin, alcalde electo del planeta Términus, personaje ficticio de la novela Fundación del escritor Isaac Asimov).
La vocación pacifista del socialismo la personifica Jean Jaurés, diputado socialista francés que se opuso a la Primera Guerra Mundial. En ocasión de celebrar el centenario de su asesinato, Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, declaraba: "la guerra no es un instrumento, sino una consecuencia de la mala política. El compromiso de los socialistas es con la buena política y con la paz", (EuropaPress, 31 de julio de 2014).
La violencia no engendra más que violencia.
Sólo con la no violencia lograremos vencer a la violencia. Desde ella, desde un pensamiento, una palabra y una acción pacíficas, evitando causar dolor a cualquier ser vivo, aunque se trate de un enemigo, no hay enemigos, conseguiremos un comportamiento similar de retorno.
Los referentes de la no violencia son: Las Bienaventuranzas -bienaventurados los pacíficos-, Ghandi, Lanza del Vasto, Martin Luther King, entre otros.
Ayudan a entender cuál debería ser la postura de la izquierda frente la intervención militar en Iraq los artículos de Javier Doz, en Nueva Tribuna de 3 de octubre y 9 de octubre, y de Edmundo Fayanas Escuer, también en Nueva Tribuna de 16 de octubre, que abundan en la obligación de conocer como se generaron estos movimientos y que, desde el internacionalismo que verbalmente profesamos, deberíamos los socialistas luchar para que, como dice Alfonso Guerra, "nadie sea tan rico como para poner a otro de rodillas, ni nadie sea tan pobre como para tener que arrodillarse ante otro".
Para concluir recurriré, una vez más, a Salvor Hardin/Asimov: "Nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien".