Plástico.

Carta abierta al Presidente Bauzá [BAW 'θa] y a la Consejera Castro.

Me refiero al plástico de la Tarjeta Individual Sanitaria (TIS).  Aquella tarjeta que tenía que llevar a sus titulares a la plenitud constitucional de una asistencia sanitaria universal, gratuita y de calidad.

 Previa entrega de una fotografía actualizada y el pago simbólico (?) De 10 €, disfrazado de tasa administrativa.

Toda esta parafernalia administrativa comenzó el primero de enero de este año de 2012, de gloria para el Partido Popular.  El verano está en puertas y ninguno de los usuarios que pagaron la tasa ha recibido el prometido plástico.

No tenemos noticia, tras la publicación en el BOIB de la tasa, de que la Consejería de Salud haya anunciado ninguna licitación de concurso para hacer las nuevas tarjetas sanitarias.

¿Dónde ha ido la suma de todos los euros que los usuarios han pagado? En ocasiones han pagado desde el desconocimiento, las más de las veces desde el temor a quedar sin asistencia si no pagaban.

El Excelentísimo señor Bauzá [BAW 'θa] y la Excelentísima señora Castro deben dar respuesta a esta pregunta. ¡Y a muchas otras!

Como poco el cobro de la tasa y la promesa de una TIS de plástico los veo más como un engaño que como un retraso en su fabricación. Razón de más cuando se está a la espera de una nueva normativa en relación a una TIS única para todo el territorio nacional.

Probablemente vuelvan a cobrarnos una tasa por su expedición y acabemos pagando la cama.

Don Quijote está loco y vencido

Lo sustantivo del español es la locura y la derrota…

Don Quijote está loco y vencido, desterrado además…

Con sueños monstruosos…

(El payaso de las bofetadas, León Felipe).

Ningún análisis alcanza para explicar la situación de pasmo en la que nos hallamos los ciudadanos de esta Nación.

Llueven las noticias, las malas noticias, y la respuesta es efímera como las propias noticias. Aquello más consistente, más duradero, como la respuesta del mundo minero, queda oculto, por no decir censurado. Como censuradas quedan las noticias que en prensa extranjera contradicen lo que nuestros prebostes dicen.

Como eliminada queda la cruda realidad cotidiana de un país tan próximo como Grecia. Grecia cuna de nuestro pensamiento y de nuestra forma democrática de gobierno. ¿Si Grecia sufriera un ataque militar acudiría la UE a defenderla con su Ejército? Si somos capaces de articular ayudas  a países tan distantes como Haití ¿Por qué no podemos organizar desde la UE una ayuda humanitaria para Grecia? ¿O, después de empobrecerlos con la deuda odiosa, pretende la Europa rica apartar a los griegos de sus pesadillas?

Y pocas, muy pocas, noticias desde Siria. ¿Por qué nuestro desinterés por Siria? Quizás, amén de los tradicionales Kalashnikov, hallemos algún día, en Siria, bombas de racimo de fabricación española.

Vuelvo al estupor, del que participamos todos. Visto lo visto me pregunto que tendrá que acontecer para que nuestras voces sean oídas. Las voces de los ciudadanos que, de no estar derogada la Constitución, seguimos siendo en quien reside la soberanía popular.

Sigo creyendo que es marchando codo a codo los ciudadanos, haciendo oír su voz ante la Justicia, con quejas y denuncias, de personas y colectivos, como podremos decidir a dónde queremos dirigirnos y con que medios queremos hacerlo.

Quizás en este camino alejemos las pesadillas y apartemos la locura y la derrota.

              

Nota urgente para crédulos e incautos:

El IBEX 35, a las 11 h 57 min de un expectante viernes, primero de junio, está en 6.066,40 y la prima de riesgo en 544,380 -datos obtenidos en línea de infobolsa-.

El discurso acusador del gobierno del señor Rajoy ha puesto en la picota a la administraciones central, autónomas y locales responsabilizándolas del exceso de déficit y del aumento de la deuda pública. Las culpan y con ellas a los ciudadanos de haber estirado el brazo más que la manga, de haber vivido y gastado por encima de su posibilidades.

Referencia cansina a la herencia recibida, a la ineficiente gestión, a la contingencia de las decisiones hasta generar la certidumbre ante Europa y entre los propios españoles de que aquello, el despilfarro, era cierto.

Tengo una clara reserva mental sobre si Europa ha creído esos argumentos. En cambio las afirmaciones que oigo a los ciudadanos me inducen pensar que el mensaje del gasto excesivo ha llegado donde debía.

Lo crean o no, hemos llegado aquí por el excesivo riesgo de las entidades bancarias, por su desmesurado afan de riqueza, por, en definitiva, la avaricia.

Son estos mismos organismos quienes ahora manejan la calificación del riesgo, las alzas o bajas en el mercado bursatil, quienes exigen para lucrarse el pago de un interés mayor para prestarnos el dinero que, quizás, no ha mucho han sacado de nuestro país. Enlace a Intellegence & Capital News report: La histórica fuga de capitales de los primeros meses del año

Hoy en nombre de un inexplicable e incomprensible sentido de responsabilidad nacional-dulce et decorum est pro patria mori- se nos somete, sin previo aviso, sin anestesia, a dieta de adelgazamiento: a reducción en las remuneraciones, recorte en las prestaciones sociales e incremento en los impuestos. Enlace a Kokotaraino: El tiempo corre contra nosostros

Estamos entre una Islandia civilizada que pone a sus banqueros ante la ley y una Grecia deseperada: Espero que mis nietos no nazcan en Grecia

Hoy, desde la desazón, en la rabia, hacia un futuro, que no será peor si está en nuestras manos, galopa el caballo cuatralbo de Rafael Alberti:

Las tierras, las tierras, las tierras de España, las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! A corazón suenan, resuenan, resuenan las tierras de España, en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, caballo cuatralbo, caballo de espuma. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, que la tierra es tuya. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!