El
discurso acusador del gobierno del señor Rajoy ha puesto en la
picota a la administraciones central, autónomas y locales
responsabilizándolas del exceso de déficit y del aumento de la
deuda pública. Las culpan y con ellas a los ciudadanos de haber
estirado el brazo más que la manga, de haber vivido y gastado por
encima de su posibilidades.
Referencia
cansina a la herencia recibida, a la ineficiente gestión, a
la contingencia de las decisiones hasta generar la certidumbre ante
Europa y entre los propios españoles de que aquello, el despilfarro,
era cierto.
Tengo
una clara reserva mental sobre si Europa ha creído esos argumentos.
En cambio las afirmaciones que oigo a los ciudadanos me inducen
pensar que el mensaje del gasto excesivo ha llegado donde debía.
Lo
crean o no, hemos llegado aquí
por el excesivo riesgo de las entidades bancarias, por su
desmesurado afan de riqueza, por, en definitiva, la
avaricia.
Son
estos mismos organismos quienes ahora manejan la calificación del
riesgo, las alzas o bajas en el mercado bursatil, quienes exigen para
lucrarse el pago de un interés mayor para prestarnos el dinero que,
quizás, no ha mucho han sacado de nuestro país. Enlace a
Intellegence
& Capital News report: La histórica fuga de capitales de los
primeros meses del año
Hoy
en nombre de un
inexplicable e incomprensible sentido de responsabilidad nacional-dulce et decorum est pro patria mori-
se nos somete, sin previo aviso, sin anestesia, a
dieta de adelgazamiento:
a reducción en las remuneraciones, recorte en las prestaciones
sociales e incremento en los impuestos. Enlace
a Kokotaraino:
El tiempo corre contra nosostros
Estamos
entre una Islandia
civilizada
que pone a sus banqueros ante la ley y una Grecia
deseperada:
Espero
que mis nietos no nazcan en Grecia
Hoy,
desde la desazón, en la rabia, hacia un futuro, que no será peor si
está en nuestras manos, galopa el caballo
cuatralbo de
Rafael Alberti:
Las
tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna.
¡A
galopar,
a galopar, hasta enterrarlos en el mar!
A
corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, caballo cuatralbo, caballo de espuma.
¡A
galopar,
a galopar, hasta enterrarlos en el mar!
Nadie,
nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar, hasta enterrarlos en el mar! |
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